30 jun 2011

Historia Antigua invierno lejano



Nunca sabe el que escribe cuando las musas visitaran su cabeza, una testa ya de por si saturada de requerimientos laborales, personales y existencialistas en un tipo de más de cuarenta inviernos purpúreos, morados y lilas; sin añoranza alguna de primaveras o veranos, llegados al caso, como este que estamos viviendo que derrite los sesos por igual a lelos y sabios.

Después de días de tener el blog olvidado tuvo que ser esta Historia antigua y su lectura quien, sin saberlo, me animara a estrujar las teclas negras de mi teclado lleno de polvo.

La historia, una de mis pasiones, no la que tiene que venir, la que pasó o la que pudo ser, la santa Ucrania orweliana no era esta vez el giro mórfico deseado, se refería Miguel a la autentica, la creíble historia real o ¿no?

Apunto de rozar el botón de autodestrucción del blog, se salvó en el último momento y el cable azul, después de todo era el correcto. Un cigarrillo, un par de caladas y otra vez a esperar el golpeteo de la lluvia bronca y salvaje en la ventana mientras las ondas de aquel tiempo que no viví, sónicas e imparables llegan hasta el presente a modo de pardas letras en una pantalla de ordenador. 


16 jun 2011

Viral

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Los descubrí a la primera.
Cuando el amigo me lo hizo saber, alucinado, me planté en el nuevo bar con microclima (unos tubitos escanciaban vapor de agua sobre los presentes) y allí estaba ocupando toda una pagina central del periódico ¿sería posible?.. Negativo: un fake, una campaña viral, para colmo con mensaje subliminal, prohibidos creo desde los años setenta.

Estropeo los sueños del camarada en un segundo con mi afirmación.

-Estamos en el 2011 ¡joder! Podría ser posible- me contradice.
-Podría ser pero no lo es, todo es mas fácil, tan solo ventas- bebo de la refrescante cerveza, subo la cabeza y las gotas de los tubitos me mojan la frente- ¿Qué recuerdos querrías? ¿Los míos quizás?
-Me conformo con los de Marilyn Mansón
-Creo que ese no bebe cerveza.

Ahora es cuando se está verdaderamente bien aquí; los gritos de los niños a la salida del colegio en este Lunes de ocio para mí, algunos comercios cierran y sus dueños se paran en el bar, una chica en plena efervescencia adolescente se cierra con gracia los cordones de su zapatillas de deportes, emprende el trote y se pierde en el camino de acacias. El calor por un instante se atenúa, el murmullo de los parroquianos baja de nivel todo es una bruma, el rostro de mi amigo se difumina y sus palabras llegan a mis oídos acolchadas.

Creo que voy a despertar.

Un diez a la campaña.




14 jun 2011

Castillos en el aire , concurso steampunk


El programa Castillos en el aire de Radio 21 organizó un concurso de micro relatos Steampunk y tuve la feliz idea , no escarmiento con esto de los concursos , de presentarme de la mano de mi alter ego Carontex con las historias : La patente y Último recurso ( gracias Maxi por sugerirme la idea de este último, a veces nos dejamos llevar por el Diablo de la Rubia Albión sin percatarnos que tenemos magníficos argumentos mas cerca de lo que pensamos).Curioso pero no figura el nick en los míos , de echo son los dos únicos relatos sin firma

Desde aquí felicito a los ganadores  Josué Ramos Casal (El engranaje dorado) y a Victor Gascón Fernandez (Mécanica Divina) así como a los chicos del programa que tanto hace por los escritores que empiezan organizando concursos como este habitualmente y un montón de eventos.

Para leer los relatos podéis pinchar aquí: 

http://escritosblogcastillosenelaire21.blogspot.com/

11 jun 2011

Deckard , Carontex y el viejo de la camisa de flores.

                                                                                                
Hoy he soñado de nuevo con el viejo de la barba blanca y no era Santa Claus. 

Ataviado con una estridente camisa de flores, los ojos caídos y lentitud en la sonrisa, se mecía al ritmo de Paganini mientras me miraba desde el techo, entre las manchas de humedad y el reflejo de la luna en la claraboya.

El anciano me invitaba a salir de aquella covacha llena de Keppel que es mi cubículo, dejar la cama deshecha con la huellas de mi cuerpo y abandonarme en las calles del Nuevo Los Ángeles. Le presto atención solo por esta noche y me abandono a la marcha sin destino, como tantas otras almas de aquí, como otras figuras de pasillo en la nocturnidad alevosa de los callejones.

Atraco en Metropol cruzando la esquina del Bradbury para ver al amigo Perez Prado, o mejor dicho su replica que es como si fuera Prado pero más joven, con el cuello almidonado de ganso y la sonrisa de negro de Jazz.

-Te buscan, un tipo de gabardina , creo que es un madero pero tú eres serio Deuterio o ¿no? - me mira el negro con soltura elegante.

Suavemente tras sus espaldas, Lilia, felina, se encamina a la pista llena de lentejuelas azules y el Mambo se viste de mujer.

-Deuterio Caronte es serio como un palo Prado, no tengo cuentas con la justicia, tan solo un sueño pendiente con un viejo con una blusa horrible.


Prado me señala al tipo de la gabardina que no conozco de nada.

Me siento junto a él, me acerca un Jackie Negro. La copa me espera pero los hielos están enteros.

- Sueñas con él – espeta a bocajarro
-¿Cómo lo sabes?
-Tan solo lo sé y hace chocar su vaso con el mío.
-¿Es Dios?- le pregunto irónico
-¿Con camisa de flores y música de Violín diabólico? – mira a un lado y otro hasta que fija la vista en Lilia, se queda absorto en su figura durante un par de segundos.
-Escribe eso lo sé; Siempre me mata.

Continuamos bebiendo como si nada. La lluvia acida empapa los cristales de Metropol, el ambiente se carga de estática y brumas de nicotina.
Decido marcharme sin mirar atrás después de la actuación, agarro el vaso y me lo llevo, lo levanto en alto en señal de despedida. Me apetece seguir los dictámenes del sueño,pasear en la lluvia, olvidarme de este tipo.

-¡Amigo! me llamo Deckard, no lo olvide, puede dejarme un mensaje en el contestador Prado tiene mi numero.

No contesto y él lo espera así.
Salgo a la calle, permanezco quieto, como posando, mirando al frente. Por un instante puedo verlo, parapetado tras el cristal de esta realidad voluble, tecleando en la maquina.Ansioso por los acontecimientos.

4 jun 2011

El tren / La leyenda de Bala Plateada Jhon



Notas:
Si bien las correrías de Bala Plateada pueden ser leídas de forma alterna, pues todas concluyen en cada capitulo y no siguen un continuo temporal, este relato de El Tren incluye un personaje de referencias anteriores, para su mejor comprensión aconsejo un vistazo al relato Tiempo:  

Tiempo

La "banda sonora" de este y otros relatos está especialmente elegída por mi , suelo pasar bastante tiempo escogiendo un tema referente , a veces es el propio tema musical quien inspira lo que escribo , sería interesante conectar los altavoces.

Saludos y gracias por estár aquí.

El Marmota hacía honor a su apodo. Aquella noche dormitaba tirado en el suelo junto a las rajas en la tela de carpa que hacía las veces de Saloon. Los buscadores de oro se reían de la piltrafa humana que era Willy, ni tan siquiera tenía derecho a dormir la mona junto a sus perros.

Cuentan que el Marmota era un pistolero de renombre , que su sola presencia convertía a sus contrincantes en niños amedrentados , pero de eso hace mucho , tanto que ni Willy recuerda aquella vida ; para él solo existe el presente , la necesidad de insuflarse alcohol en las venas para dejarse morir un poco más en las  portillas de cualquier tasca.

Dicen que el encuentro con un rival, al que Willy nunca hace mención, lo condujo a este estado, que su peor venganza fue dejarlo vivo convertido en un paria con el pulso de un enfermo y la cabeza ida. A veces, refieren algunos mirando a uno y otro lado en susurros, el antiguo enemigo atraviesa la frontera del Yukón montado en un caballo con ojos de fuego tan solo para observar como el Marmota se sigue muriendo en vida. Historias de taberna, sin credibilidad alguna, un motivo de conversación en las frías noches de invierno en Klondike. Willy tan solo es el borracho de un campamento de buscadores de pepitas en el culo del mundo.

Cuando despertó estaba sereno como un niño, limpio y aseado con un afeitado digno del Gobernador de Kentucky, ropas secas y un revolver en el cinto, sin balas.

El rubio lo miraba con sorna desde las alturas.

-Haré de ti lo que fuiste Will, tan solo déjame guiarte, no necesitaras más la botella – le dijo el gigante tomándolo del brazo.
-¿Quién coño eres tú?... ¡suéltame joder!
-Soy tu salvador Will, el que te encaminará a la venganza ¿no es acaso motivo suficiente para vivir?
-Que sabrás tú de mi vida y de mi muerte.

Las compuertas se abrieron con un siseo extraño, como empujadas de forma invisible, pequeñas volutas de vapor corrieron por las rendijas, hasta entonces no fue conciente del repiqueteo de las vigas bajo sus pies. Tras las puertas un arsenal de armas extrañas, montadas en la pared como trofeos de caza.

-Solo elije con cual de ellas quieres quemarle el corazón, tan solo dime Will , si no prefieres verlo muerto a seguir borracho.

-¿Pretendes matar al Oscuro con esas mierdas del infierno?  No sabes a quien te enfrentas jodido gigante “de no sé que parte del mundo eres”, no tienes derecho alguno a quitarle a un hombre sus vicios, bájame de esta maquina y déjame en paz.

El pasillo alfombrado en rojo con las doradas armas en los anaqueles guardaba más sorpresas. Al fondo del vagón apariciones de otra época, figuras olvidadas que tan solo el boca o boca del miedo mantenía vivas se hicieron presentes

El Rubio movió los brazos en señal de presentación como el maestre de un circo ténebre mostrando a la cuadrilla.

- No vengo solo Willy como puedes comprobar.

Cuatro hombres, cuatro asesinos, enemigos del Plata y derrotados por este.

- ¡Que me aspen! en momentos como este – comentó el Marmota entre carcajadas – se alegra uno de estar sereno.





  

 

3 jun 2011

Sub lucare Luciferi Fanum


El ruido del aparato se quebró antes del sueño, cuando intentaba que el miedo pasado no se transfigurara en pesadilla.

-¿Hola?- preguntó la voz al otro lado, un tono neutro de lo más común tañido con el ceceo propio del lugar.
-El teléfono ¿verdad?- me anticipé con total seguridad.
-Así es “jefe”, hasta las cuatro estamos abierto, mañana es fiesta y cerramos le vendría bien pasarse ahora por aquí y llevárselo.


No quise amedrentarme, me presionaba para descartar las malditas visiones que el alcohol me trae cada vez que bebo. Me vestí rápido ocultando el miedo en una pátina fantástica de seguridad en mi mismo.

Alguna sombra fugaz se advertía en cada esquina parapetándose en la oscuridad como si fuera seguido, ramalazos más oscuros que la propia noche que yo achaque a las visiones que el alcohol trasmite en mi sangre.

Durante el día todo parecía distinto : turistas cargados de inutilidades vestidos con camisetas absurdas, parejas de negro de mas allá de Despeñaperros olisqueando los bares , frotándose los bolsillos ante la ganga del sur , autóctonos con sus quehaceres diarios y personas como yo, antiguos veraneantes que pasaron la niñez retozando en las playas llenas de cieno y detritus de barcos ante la desembocadura del rió Guadalquivir , buques alejados de los canones de ahora con respecto al medio que desaguaban la carga de las tuberías para alejarse y no volver dejando la mierda.

Mis iguales regresaban cuando podían, a sentirse niños de nuevo; a intentar atrapar algo inalcanzable como es el pasado. Los que nada tienen, los que hemos perdido cualquier contacto con la realidad, regresamos a la infancia buscando un amarre en este mundo hostil , nos manchamos otra vez las manos de azabache y el olor a gasoil nos parece tan característico de la infancia como el de las gomas de borrar.




Haciendo las veces de Caronte llevé a mis acompañantes a los bares, las bodegas y las plazas y no por ello deje de advertirlos: vendiendo fruslerias en cada velador : cedes piratas, pañuelos de papel, mendigando unas monedas , un cigarrillo o tan solo postrando la mano para que cayera cualquier cosa, siempre cerca de las Covachas.

No parecían molestarse ante las negativas tan solo recorrían la plaza de la Magdalena una y otra vez para esconderse de nuevo entre los callejones limítrofes al Cabildo.
Las sierpes del edificio nos observaban en cada subida al Barrio Alto, estáticas en apariencia pero móviles si se perfecciona, como hago yo, la visión periférica del ojo. Cuando esto sucedía las gárgolas, góticas en su pedestal de roca, seguían nuestros pasos entre las risas cargadas de Manzanilla de mis amigos. Parecía que solo yo apreciaba el tenue devenir de los ojos de las estatuas siguiendo nuestros pasos, sabedoras que mas pronto que tarde seria la pieza de un rompecabezas tan arcano como viejo.



De camino al bar noté de nuevo su presencia, algo me decía que todo estaba escrito.La perdida del teléfono móvil en aquel sitio donde era un forastero, un extraño que tuvo que huir a toda prisa ante le inminente trifulca que se avecinaba. Podría ser que la pelea fuera una excusa para después de lincharme hacerme desaparecer en aquella oscuridad pavorosa que me helaba la sangre.

Continuaba engañándome a mi mismo, cavilando que todo era producto de mi incipiente locura etílica.



Cuando llegué todo aparentaba tranquilidad. Retiré el terminal de manos del camarero, un tipo tan nervioso como joven, recuerdo que respiró de alivio cuando me marché anteriormente. Ahora parecía estar al borde de la histeria.

- Márchate – consiguió decirme en susurros agarrándome un brazo mientras me devolvía el aparato.

Demasiado tarde. Ellos me esperaban, retrepados en la oscuridad del vientre de la taberna, se acercaron. Tengo que decir que me deje atrapar.

Pensaba, en mi idiotez, que las visiones desaparecerían , que estaba en la cama soñando pero todo era muy real, el por qué a mi, aún no lo sé, falta de caridad, de valor, me lo pregunto cada día desde mi atril.

Os veo pasar subiendo la cuesta hasta el Barrio Alto, cargados de bolsas y risas de manzanilla, el olor a pescado de la plaza de abastos me embute los hocicos y la nostalgia de humanidad me invade entonces.

El lucero del Sur, Luciferi como reza su emblema; esconde a esos que nada temen perder pues todo lo perdieron, como yo hice cuando era persona. Mi destino estaba escrito: este es el mejor lugar para mí.




Las sirenas, las nuevas, las que guardan la cueva del infierno, entonan canciones antiguas para consolarme y mientras pasa el tiempo empiezo a encontrarme agusto en este lugar.  Alguna noche dejaran de hacerlo, entonces seré otro , sin remordimientos humanos, de los que habitan este limbo en las tranqueras del averno hasta que llegue el fin  ; Una gárgola más de las Covachas.



 
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