14 sept 2011

El tren Capitulo final ( Una bala para Noslok) / La leyenda de Bala Plateada Jhon


Este traqueteo se mete en mis huesos, siento las vibraciones como me llegan en oleadas. El peligro es muy evidente más allá de esta última puerta.

El plomo, el metal opaco, se está macerando en un cañón, y esta bala está destinada a mi persona, me roza el hombro, es buen tirador, el ángulo exacto en el instante adecuado.
Pantano es un miserable pero un buen rival, mucho más joven que yo, un montañés sin más actitud que un disparo perfecto.

El Marmota dispara con el rifle pero ninguno de estos piensa por si solo. Me quieren vivo pretender herir más que matar. Este vagón no da más de sí, pocos sitios donde cubrirme, las ventanas están blindadas. Todo se llena de vapor y esto me ayuda. Parece que la máquina llega a su destino, se detiene.
 
-¡Te escondes detras de una silla como un miserable Jhon!- grita el Marmota.
-Estás muerto viejo- afirma Pantano sin parar de amartillar el arma.

El hombro me quema , la bala ha salido , puedo meter todo un dedo en la herida. Tiran de mis pierna, esta rata del Marmota ha conseguido colocarse tras de mí y tira de ellas , caigo al suelo y mis armas escapan huidizas .
 
-Pártele la boca Pantano.

 La sucia bota de Pantano me destroza la nariz, remata con una patada en el estomago que me deja sin fuelle. Me falta aire y los ojos se me llenan de sangre, el dolor es tan fuerte que apenas siento la herida del hombro.
Me arrastran como un saco viejo por el suelo, el tren se detiene. Las compuertas se abren al compás de un silbido.
Estoy dentro de una cueva , un túnel ciego , luces mágicas alumbran esta penumbra. Al fondo el Rubio , el forastero que me visito una vez hace tanto en el desierto, sujeta una rifle extraño que se prolonga hasta su espalda.

-Esto que vez Plata es anhídrido carbónico diluido, fluye por este tubo hasta mi arma, te puede congelar la pierna y caerás como un adoquín desde el cielo. No deberías moverte , limítate a escuchar.
Me trataste como escoria yo que te admiraba , que he seguido tus pasos . Tu línea temporal se pierde en el  futuro , he visto como ajusticiabas colonos marcianos , tu nombre en aquel planeta es leyenda como lo es en este. Quise aprender de ti.
-Querías matarme .
- Sabía de sobras que no podría hacerlo, que te zafarías de aquella trampa;  me tomarías como pupilo , estaba dispuesto a aprender a seguir tus pasos y me despachaste con un par de disparos.

Apenas escucho lo que me dice. El dolor en el hombro es insoportable. La cueva está iluminada solo en ciertas zonas y no percibo más allá de este que se dice Noslok.
El discurso de este tipo me importa bien poco. Intento vislumbrar su áurea. Es viscosa y amarillenta , tejida por el odio y la ambición , lo tiene todo y quiere más.
No tengo armas a mi alcance y desconozco las que él utiliza. El transito a la otra realidad se hace inevitable.
 
-Cuidado Rubio está entrando en trance- Marmota martillea el Winchester.
-El brujo hijo de puta arruinará nuestras cabezas si lo consigue- Marmota corre hasta Noslok nervioso – déjame que lo mate ahora.
-No se si me oyes Jhon  antes de que entres en esa realidad tan tuya ya habré disparado , serás una estatua de sal viejo. ¿Me oyes Jhon?
-Te oigo.
El Tren avanza muy poco apenas unos centímetros , imperceptible , la picuda rejilla de salvaguarda  tropieza con el preboste de madera, mas allá las vías terminan , el finlandés se mantiene recto empuñando el tubo de anhídrido.
-Y te digo que deberías arrepentirte de tus pecados de soberbia antes de morir- sentencia el Plata mientras el tren numero nueve avanza un poco más.
-¡Rubio el tren se mueve! El viejo lo hace, mátalo de una puta vez – el Marmota conoce , sabe del poder de Jhon :es un creyente.

Es muy pesado  pero su esencia es leve como una mariposa , el cuerpo de la máquina es puro aire en mis manos. Le digo que no se detenga y los hierros se quiebran por el peso de los vagones al otro lado. Sigo en el suelo , inútil , pero mi cuerpo astral es inmenso , volátil y poderoso tanto como para empujar la carga sobre él.

Pantano está  justo donde debe de estar , delante de la rejilla y esta lo atraviesa como mantequilla. Aplastado se le escapa el espíritu por entre los labios manchados de rojo.

Mis ojos no tienen iris , se mantienen blancos como los del diablo y ahora se posan en Noslok , este hombre de otro tiempo , le aguanto firme. Su personalidad  es poderosa y yo no puedo por más tiempo mantenerme en este estado , las fuerzas se me agotan. Un último suspiro y controlo el brazo de Noslok bajo mi voluntad , aprieto en sus manos el gatillo y el Marmota cae fulminado convertido en estatua de hielo. Asesinano a su amo con sus propias manos…que son las mías.
-Ahora nosotros – me tiro un farol en esta partida de poker con un desconocido . Estoy apunto del desmayo- deberíamos de hablar ¿cierto Rubio?.
-No puedes librarte ahora – me dice con la voz entrecortada- todo esto estaba diseñado para retenerte.
Me levanto con esfuerzo , con mucho trabajo , la sangre se me escapa hombro abajo llenándome de grana.
-Quiéreme muerto Noslok , quiéreme muerto ;  pues vivo tan solo te seré útil  para darte caza- con el último aliento que escapa de mi boca le hago girar su arma maldita que le impacta en el brazo. Cae al suelo y se romper en mil pedazos.
He terminado de explorar la cueva me he percatado que todo esto no nos pertenece. Aparatos extraños de los cuales desconozco su funcionamiento, una energía mágica los mantiene vivos. Cierro la gruta, dinamito la entrada con el Tren dentro.Las vías permanecerán como testigos por poco tiempo antes de que las arenas del desierto las tapen.

Cuando pequeño , hace tanto de eso , quedar encerrado en una habitación se le hacía insoportable.
La mansión Noslok tenía muchas habitaciones todas abiertas a los fiordos .Vistas hermosas tras ventanales inmensos donde el archipiélago Turku se extendía en toda su plenitud, salvo aquel cuarto , oscuro y húmedo donde el Capitán Frederick encerraba al díscolo Bjork por su comportamiento.
Llegó a pasar muchos días allí encerrado , rezando , prometiéndose a si mismo escapar del brazo de hierro del Capitán , sin olvidarse de respirar para no caer aturdido por el temor a la estrechez viscosa de aquella mazmorra.

-Si pudiste llegar de otro tiempo tú solo , de igual forma podrás regresar- le dijo  al finlandés antes de encláustrarlo. Toneladas de piedras cayeron por el reborde del cerro taponanado la entrada a la gruta.



Al trote Thorpe , el caballo , se aproxima en la lejanía. Una sombra borrosa buscando a su amo.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Se a hecho esperar pero a merecido la pena. Muy buen final para esta estupenda historia.
Tiroloko69

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