31 may 2011

Una sana costumbre


 



Cada cuatro años en San Serenin del Monte los papeles se cambian. Cada uno tiene derecho a escoger su nueva vida y los trueques de virtudes se ajustan en el ayuntamiento.
El señor alcalde esta ilusionado en tomar la vida del orate. Como en las tribus indias alcanzaba este la esencia de aquellos que nada temen, pues Dios les habla directamente, sin ayuda de intermediarios. El Loco puede pasear desnudo por la plaza mayor, miccionar en la pierna del cura y este le bendecirá pidiendo al de arriba ayuda para sostener a esta ánima perdida.

El comendador, enterado de la situación, no tuvo más remedio que viajar a San Serenin para aconsejar al de la vara y advertirle que su decisión podría acarrear trágicas consecuencias.

Cuando llegó el superior al pueblo las calles estaban vacías pero no le prestó demasiada atención al asunto. En vísperas veraniegas es normal que los nativos se agrupen en las casas huyendo del calor. Las chicharras, glotonas de sexo, raspaban sus patas y el jolgorio de la orgía desde los olivos era el único sonido en el laberinto encalado.

El despacho del alcalde empezaba  a semejarse a la cueva de los ascetas : documentos del gobierno por el suelo , los cuadros de los monarcas torcidos en las paredes ; mareados en la trifulca del desorden , una zozobra marítima como de barco en manos de enfurecido Poseidón se hizo dueña del gabinete. 
Don Cansino se había quitado la ropa por la parte de arriba y mostrando los pelos canos del pecho sin pudor alguno, miraba por la ventana, añorando lo que pronto sería una realidad: pasear sin preocupaciones por su pueblo con la candidez infantil que solo un loco alberga en su ser.

El comendador en vista de la situación no perdió el tiempo en presentaciones y directamente “atacó” a Don Cansino con su discurso ensayado durante el viaje, ayudado por las notas de sus confidentes, no podía fallar.

- Cuentan que el loco marchó para no volver , que se presta al escarnio desde el retiro , con la pata quebrada o el brazo ,vaya usted a saber ,cobrando de las prebendas del estado de esas que pagamos todos. Pero eso es solo leyenda señor alcalde. El loco es un ser enfermo y usted una gran eminencia cuajada de sapiencia.

Dicen del Loco, con la pierna en alto y el brazo también, que deja la mano libre, la buena y como ratón corretea por la Redes, que nadie se atreve en el pueblo a meterse con el Loco, que si es así te apunta en la lista y sales en la foto. Y los retratos roban el espíritu señor alcalde y nunca más la dignidad pegada al alma se recupera.

Que si el Loco te tacha de falso, veleta por siempre serás, que si de manflorita, piérdale usted señor alcalde, con todos mis respetos, el amor a su orto intacto. Lo que el Loco dice la gente, por miedo, lo cree.

El Loco se ríe de todos y todos se ríen de él por lo bajo, le carcajean las gracias y se cagan en sus muertos sin que el Loco lo oiga, que ya le digo que es de los que endilgan fino.

Los locos de pueblo son peligrosos señor Alcalde, ya sabe usted que aparte de escuchar la radio sin pilas y vestir siempre el traje de los domingos, lo mismo te come a besos que te arrean dos hostias. Y este loco parece que es de los que dan, por eso señor le tenemos miedo en la capital, que igual se planta allí y nos monta un escándalo.


 Señor alcalde , digo yo , que hacer de sustituto del Loco no le hará bien , el quiere su puesto ; mandar allí y allá , sentirse importante el tío , quitarle de la silla para sentarse en ella para siempre ; vestido con el chándal de mercadillo o el traje de ir a misa, que es capaz de cualquier cosa para presidir un pleno.
El loco es imprevisible aunque le parezca lo contrarío, no se fié señor alcalde de una cabeza rapada que es, como los calcetines blancos, un indicativo del alma, en este caso pardusca. Usted siga en el sillón y deje al Loco tranquilo.

Mientras el comendador guía al alcalde en la extraña tarea de sustitución de papales en el pueblo, Don Cansino obnubilado no escucha, observa por la ventana: ya se hizo de noche y las llamas hipnóticas apresan su ser, una sonrisa se dibuja en su rostro, descansará de responsabilidades burocráticas que a nada llevan. Preparado ya con su nuevo cuerpo, casi desnudo, el cabello alborotado y la mirada ida. Cuatro años de tranquilidad y luego la muerte.

La turbamulta se desparrama cerro abajo con teas en las manos, arremolinándose en las esquinas con palos y guadañas, la cabeza del Loco en un pica, cortada y chorreante.

 El superior comprueba como su discurso ha sido inútil. Guarda sus notas en el portafolios y marcha en el vehiculo oficial a la capital, no sea que se escape un tiro.

- Una sana tradición la de San Serenin después de todo.

Piensa el comendador retrepado en el asiento de atrás. Agarra fuerte el maletín y azuza al chofer con diligencia para que no se demore.

26 may 2011

Vacaciones Deserticas



Estuve unos días de vacaciones, tiempo suficiente para llenar la memoria del portátil de ideas varias. El desierto de Almería en Tabernas, como siempre, suele ser un motor inspirador al que recurro cada vez que tengo ocasión.
Les debo una a los chicos del foro Steampunk España   http://steampunksp.4rumer.net/
(no es por nada la deuda; tan solo no puedo dejar escapar la idea del pistolero rodeado de vapor), todo un descubrimiento encontrar este espacio. Los cerros de Tabernas terminaron de pulir El Tren, el nuevo relato corto de Bala Plateada.
  
Permaneced atentos al Blog y recordaros que el Plata se ofrece para cualquier encargo, imaginad un rival y el Oscuro se las vera con él. (La idea de uno de los lectores no deja de ser atrayente, El niño de las galaxias vs. Plata http://carontex.blogspot.com/2011/01/el-nino-de-las-galaxias-matador-de.html pero la ironía del relato en cuestión es incompatible con Jhon, de todas formas se agradece la idea).

13 may 2011

4 Rosas / La leyenda de Bala Plateada Jhon

Borrada por Blogger ayer , repuesta Hoy.



Hay cuatro rosas Jhon, cuatro balas de plomo, maceradas en bourbon Plata, cuatro proyectiles cargados de odio.
Puedes quedarte esta noche conmigo, joderte a la federal de nuevo o tomar el látigo de siete colas y manchar otra vez mi piel de sangre.
Dispara pistolero o guarda tus balas de plata para los coyotes.

La noche se escapa y con ella Dulce; ella es como una estrella fugaz o mas bien como un eclipse de luna, rápida y efectiva; a última hora todo se llena de sombras, cierras los ojos y estás muerto.

- Nacer, trabajar y morir ;  ¿piensas Jhon que viviras por siempre?

Cuando Dulce Star supo del Bala se llamaba Molly Sue, Jhon era joven entonces y ella una rubia con mas pecho que años en el cuerpo. Una niña bien, una dama del sur ávida de sangre y aventuras. El pistolero era su ideal de hombre. Todo lo que no encontraba en el circulo opresor de su familia , todo aquello que la encorsetaba , que tapaba sus ansias de vida salvaje , se transmutó en Jhon.

Molly huyó al galope en su caballo , a cada golpe de los cascos sobre la tierra parda de la hacienda Cuatro Rosas , su prisión , ella era más Dulce , la Dulce Star.

Asaltaron, desvalijaron y descuartizaron a partes iguales a todo lo largo de la frontera. Siempre a un paso de los federales , la policía India , los colonos o cualquiera que guste de rebanarles el pescuezo.

Nueva Orleáns se difuminaba en la lejanía, un fruto para probar en su belleza criolla un paraíso para ambos. Por aquellos tiempos Jhon no pasaba de aprendiz de brujo enganchado a los alucinógenos, el zurrón cargado de hierba del diablo, los ojos vidriosos y la libido de un fauno.

Nueva Orleáns cambió todo eso.

El vudú se llevó a Jhon para más tarde sentenciarlo: nació Bala Plateada.

Supo de su muerte y de su condena, su destino se hizo claro y nunca más el pistolero cruzo una sonrisa en su rostro, acaso la carcajada lúgubre como chirrido de gozne, de un hombre que se sabe cadáver más allá de la vida de cualquier humano. Molly escapo de aquella sombra caníbal, de aquel vampiro psíquico. Sue, Dulce Star, es el contrapunto de ese que llaman para matar, ella solo quiere vivir y sí para eso se debe atracar un par de bancos o una ligera matanza de colonos no es óbice para realizar su sueño, ser y caer, con un revolver en la mano.

Cuando llegó al refugio las cuatro rosas, extendidas como paño en la mesa recién cortadas, le advirtieron de su presencia. Era su señal: las cuatro rosas de Dulce, la mantis te quiere, hasta que no la tengas delante no sabrás si vivo, muerto, o entre sus piernas.

- Hueles a hembra Jhon, te follaste a la de la estrella otra vez, en verdad estás enfermo.
 Le dijo Dulce retrepada entre las sombras, las largas piernas encima de la mesa y el sombrero calado
-Estás viejo indio ¿aún se te levanta?
-¿Qué quieres Dulce? Intentar divertirse conmigo se torna aburrido.
-Y tanto viejo, echo de menos a Jhon pero ese no volverá. Él si era divertido no el pasmarote de negro que tengo enfrente.

El refugio es muy pequeño, una habitación con estufa, un catre, una sola silla, una mesa; las cuatro rosas se ven de su color en este ambiente gris.

Fuera las pezuñas de los jacos repiquetean nerviosos, Dulce no viene sola.

Jhon se acercó a la ventana y descorrió con el revolver la cortina. Apuntó y descargó en una cadencia rápida los jinetes cayeron de las monturas.

- Olvida otras cosas que te di Dulce, toma tus cuatro rosas y márchate
- No será tan fácil pistolero, quiero que vuelvas – los disparos de respuesta levantaron esquiarlas en la madera mientras Jhon se cubre, agachado responde. Los secuaces de Star permanecen escondidos entre las rocas.
- Puedes esperar, sentada si quieres – Jhon abre la puerta de una patada y a dos manos dispara a uno y otro lado. Los esbirros de Belle se resguardan tras el cuerpo de un muerto.

- Toma mi vaso y bebe de él Jhon, no te martirices.

- Sabía que vendrías Dulce, te conozco tanto como tu a mi. La resistencia es inútil, cuento con armas que nunca llegaras a conocer, para mí el futuro no existe, tu muerte estaba anunciada desde hace tiempo.
La mujer se incorpora de la silla y antes de rozar el revolver el del Bala le encara.

Sonido de espuelas que avanzan tras la puerta y después de todo el pistolero tiene tiempo de acribillar al visitante con el arma de la otra mano. La bocacha del revolver sigue una línea indivisible con la cabeza de Belle.

- No lo hagas Jhon, vine por ti, no quería matarte, quiero que vuelvas.
- Me muevo por un jornal, y tú eres parte del trabajo.
Una sonrisa de asco se dibuja en el rostro de la rubia, la traición de aquel al que amó es repugnante.
- Una vez me quisiste Jhon, una vez formaste parte de mí.
- Yo era otro entonces – y la bala cruza la oscuridad de la cabaña montada en una llama, cuatro rosas encarnadas en el pecho de Dulce , cuatro pétalos rojos que la llevan a la muerte.

Cuatro muertos y una nota en el bolsillo:

“Acabe con Star, sé que podrá hacerlo, ella le buscará, su salario le espera en Nashville en el lugar acordado”

 Alguien escribió la carta por ella, no es su letra pero él lo sabe.

Por una sola vez en su vida Carmen, amparándose en su amada justicia, mató a una rival con las manos de otro.

8 may 2011

Isadora




 De todas las artes creo que la danza es la menos atrayente para mí, no entiendo, mi espíritu no es lo suficientemente selecto, mi testosterona anquilosada me impide apreciar en su magnitud este lenguaje, me considero un castrado de la expresión corporal. Mis conocimientos en esta materia son mínimos, hasta lo irrisorio diría yo, no conozco de bailarines ni sus nombres cuanto menos alguna referencia alojada en mi cerebro de pasada.

Cuando me visitó Isadora la otra noche no tuve más que sorprenderme ¿que me hizo soñar con ella?

Se presentó en una maravillosa escala de tonalidades grises, la cara blanca hasta un extremo morboso, Isadora tenía la mirada felina y los ojos pintados de negro; el rabillo de la unión de sus parpados se retorcía como áspid hasta las sienes, sus manos estaban frías y llenas de pulseras hasta el codo. Labios negros de cine mudo y un traje ajustado de lentejuelas opacas.

El tocado de escultura Decó tallado en bronce dejaba caer filigranas sobre su pelo cortado al flequillo, recto como una nueva Cleopatra, oscuro rayando en el azul de lo más profundo del mar.


Isadora quería comunicarme algo y lo hizo sin palabras, como solo una que danza podría hacerlo a su amante. Se metió en el  lecho a horcajadas sobre mí. Muslos rígidos ejercitados por el baile me atraparon de tal modo que la huida se hizo inútil.

Las cortinas de aquella casa del sueño se movían por la brisa, el rumor de una fuente en el patio y la premonición de luna llena en el cielo y antes de besarme me susurró su nombre en el oído, pues desconocía de quien se trataba. Toqué las lentejuelas con las manos ciñéndome a su cintura de bailarina, y el vestido subió solo hasta arriba, el tacto de las piedras en mis manos aún perdura.

Sé de actrices de cine de aquellos años, de pintores o autores pero ¿por qué la bailarina y su nombre en una materia tan desconocida por mi?


Esta tarde busque en la Wiki , su apasionante vida no me dice nada, no encuentro justificación para su visita ¿o sí? Mientras escribo parece que se fabrique en mi cabeza.


La otra noche desperté con un grito sin conocer a que temía ,durante el trascurso del despertar la respuesta al temor se esfumó dejándome el sueño un recuerdo de tacto de  piedras engarzadas en su vestido, el perfume de lo antiguo y de lo eterno, como siempre ha sido, en el cuerpo de una mujer. 

4 may 2011

El encuentro

Yuch'osinjigok by Seoul Ensemble Of Traditional Music on Grooveshark

El tono rojizo del amanecer presagia extraños acontecimientos. Cuando esto sucede, es decir, cuando las nubes se extienden como yema de huevo y la bola parda del sol se aplana, según los antiguos, la muerte acecha cabalgando en un misterio, invariablemente.

Llegó sin escolta a las escaleras de palacio. Kim lo esperaba, sobrio, encorvado por los años y después de todo imponente en su pequeña estatura, las gafas de montura exageradamente grandes, nacaradas, como las manchas de la vejez en sus sienes.

-Te lo advertí – le recriminó Kim sin esperar comentario alguno del sátrapa que tenía enfrente. Pudiera parecer un santón Hindú, un asceta de más allá de la frontera donde esta clase de hombres santos son refugio de confidencias entre las castas. La barba luenga.

-Estamos viejos Kim y los jóvenes aprietan con fuerza, las mismas de las que carezco.

-Dicen que estás muerto, que arrojaron tu cuerpo al mar. Mil veces te dije que tu refugio sería tu tumba. Ahora vienes, seguro implorando justicia de este que te cuido como un hijo.

Las caras de los ancianos se llenan de rojo, toda la plaza esta teñida de pardo rojizo como la sangre seca de las victimas de ambos, tantas como las pústulas de los soldados comidos por la hambruna hace años.
El aire es tibio, fogoso y húmedo presagiando una lluvia tropical que no limpiara las almas de estos dos que ahora se miran.

-Después serás tú Kim, estoy hablando con un cadáver – comentó el Santón – un día como hoy te mataran, pero estarás vivo para verlo, justificaran la mentira y el pueblo ansioso de carne lo aceptará sin mas. Por que ellos no saben o no quieren saber, por que la verdad no existe, tu verdad Kim, solo la crees tú.

-¡Cállate! – Kim desenfunda la pistola y la encara hacia el santón – maldito bastardo, eres mi hermano y me llamas muerto. Tú estás muerto por que no supiste defender lo tuyo. Perdí el tiempo, ocultándote como un conejo miedoso en vez de actuar, pensé que serias el hijo verdadero que no tuve, mis descendientes no lo merecen y te arrinconas por una mentira. Te mereces la muerte, la de verdad.

-Yo no estoy aquí Kim, ya no existo. Dicen los demonios occidentales que cuando dejas de creer en los dioses o los monstruos, lo mismo és , estos desaparecen ¿Qué tienes tú Kim? Una reserva de osos y toneladas de bambú, ¿tienes petróleo Kim? No tienes nada. Eres un cadáver desde hace más tiempo que yo.

Una vez leí una historia sobre ti , el tiempo en tu refugio se hacia interminable.

-Como sigas hablando te juro que disparo, no me vengas con esas – la pistola tiembla en las manos del generalísimo movidas por el parkinson.

-La encontré en Internet, uno de los pocos lujos que me permitiste, tampoco necesito mucho más. En la historia tu país esta lleno de muertos vivientes y tú eres el único vivo Kim, curioso.

-He leído la historia, es una mierda – Kim monta el arma.

-Ese hombre sabía, fue conciente de lo muerto que estamos.

El disparo suena, y el graznido fantasma de las ocas de palacio, sin eco, ocultan el gemido del santón.

El sol se eleva, sube hasta lo alto y todo brilla como una joya pulida matando el rojo del amanecer. Los motores de los helicópteros resuenan a lo lejos, el fulgor de sus aspas se recorta en el horizonte.

Kim mira hacia arriba y la nube de insectos de metal pasa de largo, le levantan el escaso pelo de la frente, se ajusta las gafas de montura exageradamente grandes. El único vivo, ahora si, en un mundo de muertos.


Disparos

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