Existe otra Tierra. Una Tierra paralela que prosigue su vida al margen; girando alrededor de un Sol como el tuyo, rodeada de una atmósfera celeste y limpia y debajo de ella tu otro yo sabe de ti. Es tu negativo, una antimateria curiosa y maligna, un opuesto que espera el cambio. Cuando los neutrinos inconstantes tornan el sentido de giro, una vez cada mil años, los vecinos se tocan hasta tal punto que los del otro lado tiraran de lo más preciado, volátil, intocable, cristalino diamante, aquello que les falta: posiblemente tú alma.
Redvillage
despunta en la lejanía al correrse el telón de niebla , al alba, con el retumbe
de los lobos en estampida huyendo del sol hasta las cuevas.
El antiguo lugar de juegos de Jhon, cuando los
indios y sus brujerías empezaron a borrársele de la cabeza, cuando sin apenas
darse cuenta dejó de ser un salvaje elemental para mutar en un troglodita
urbano amarrado al arado, de lejos parecía igual que siempre. Destartalado,
como si “la Comadre”,
el viento de levante en verano , acabara de pasar, pero era noviembre.
Los recuerdos le abomban la cabeza y le parece
degustar la zarparrilla agridulce del saloon , cuando se colaba entre las
piernas de los rudos vaqueros, después el sermón diario encorsetado en el
graznido de cuervo de la señorita Speeling, maestra de párvulos y tarada
oficial del pueblo a partes iguales.
-¿De nuevo en casa Jhon?– el pastor esconde el
rostro tras la sombra del sombrero, matojos errantes cruzan las calles buscando
el desierto.
-
¿Por qué no me miras a la cara viejo? No voy a escaparme de la iglesia –
Jhon arrastra a Thorpe, el caballo, por las riendas y este relincha avisando de
un peligro aún oculto- te clavaron dos balas en el pecho una tarde de hace años
¿Qué haces vivo sobre tus patas de chivo viejo Zacarías? ¿Cómo siguen las cosas
por Redvillage?
- ¿Redvillage?
Este pueblo se llama Diablo Jhon y estoy vivo como ves, bebiste como animal
perdido en el desierto anoche y te lleve a tu choza. Ahora te contemplo con la
cara roja y arrugada de un jefe indio ¿ cuantos años has dormido Jhon?¿donde te
has despertado?¿quien eres tu ?.
El viento mueve las barbas del predicador, un
rayo de sol le cruza la cara y el Bala , inmutable, continua su camino
arrastrando a pie a Thorpe por la solitaria calle principal.
-¡Cuídate de la Comadre Jhon, vuelve
locas las cabezas, es lo que tiene el verano en Diablo!-Gritó a sus espaldas
Zacarías.
-Y tú mírate el pecho, seguro que encuentras un
agujero donde meter el dedo.
El Huchita se abre en canal, una rosa negra,
vieja y polvorienta, tras las puertas del oscuro hotel un presagio de
fantasmas, espectros, almas siniestras…Carmen.
La mujer le aguarda asomada al ventanal del
albergue. Labios pintados de rojo, el cabello oscuro recogido con una cinta
grana.
-Sube Juan, te esperaba, anoche bebiste y poco
pudiste hacer- la sonrisa de Carmen es mala. Una mezcla de terror, angustia y
deseo. Una mueca pintada en porcelana.
-Tú no eres Carmen- les espeta el pistolero desde
la calle y el viento sopla con mas fuerza que antes doblando los palos del
porche- y voy a subir, no te apures.
-Si no subes pronto él te encontrara Juan, aquí
se esta bien – se insinúa la mujer dejando al descubierto sus pechos.
El crujido de la arena hace volverse a Jhon, todo
el pueblo se encuentra allí expectante, sonriente. La señora Speeling se sube
las gafas y después la falda. Permanece quieta mostrando las piernas como un
estatua, impúdica y salvaje. El mesonero se quita la baba de la boca, se come
su propia lengua, chorrea sangre que cae al suelo amarillo y lo tiñe de gotas
púrpuras llenas de bilis.
Todo es un cuadro degenerado, grosero. Un espejo
deformador de realidades se ha hecho con Redvillage. La mañana se torna tarde y
pústulas de sangre seca tiñen el Sol oscureciéndolo, matándolo, encerrando cada
brazo de luz en una caja negra.
Al fondo sus padres adoptivos se besan, como
nunca lo hicieron en su presencia antaño, terminan copulando en la tierra
amarilla. El asco le llena la boca y las lagrimas el rostro.
- Ya
viene Juan, te la quitará, te dije que subieras y no quisiste- le grita Carmen
desde el balcón señalando al final de la calle.
La gente del pueblo se aparta a ambos lados para
que él pase. Se recorta una figura tan alta como Jhon, delgada como el Plata,
cansino en los andares como el pistolero negro, le cuelgan dos revólveres con
grabados indios en las empuñaduras de nácar.
-Amigo – retumba su propia voz en el cuerpo de otro
– que se me lleve el diablo por segunda vez si no te parto el alma en dos mitades.
El plata encara su propia faz, es mucho más joven
que él y por tanto más hábil y certero, piensa amartillando el arma que al poco
cae al suelo de un golpe de bala, un proyectil de plata vieja y quemada.
-
Cada mil años esto suele pasar dicen los viejos. Aquí no muere nadie ,
se llenan de arrugas y vagan con sus carcasas por entre los vivos , por
que no tenemos alma Jhon , somos reflejos ,imágenes ilusorias , cuando nacemos
no lloramos , nos quedamos mudos.
Si tocas el otro revolver esta vez si que tú
estarás muerto viejo- amenaza el doble del Plata- eso te lo puedo
asegurar y sabes que soy bueno con el hierro en las manos.
-Yo no hablo como una urraca, eres una mala
copia.
-
Como tus padres, esos que follan como perros detrás del abrevadero, aquí
todos somos malas copias de vosotros.
-
¿Como mataras a uno que no puede morir Jhon?
-No es la primera vez que me lo preguntan, suelo hacer
esto para empezar.
La
Comadre forma un tifón en ese instante y el Plata queda
envuelto en granos de polvo. De la nube escapan dos proyectiles que cortan el
aire y se encajan en el brazo de su doble. Corre Jhon por las calles, se retrepa
entre las esquinas pero es inútil, el Juan de Diablo le sigue ; las heridas no
hicieron mella en él , y dispara ahora salvaje.
Recargar y disparar
Recargar y disparar
Las balas se pierden entre los presentes y
algunos caen abatidos pero no mueren, permanecen en suelo lamiendo sus heridas,
buscando humanidad en sus cuerpos un atisbo de alma condesciende en la sangre
falsa que les mancha las ropas.
Escondido tras un barril de agua para caballos
apunta a la nada.
El Juan Diablo se le acerca por la espalda y le
agarra del cuello.
Apretar y no soltar
Apretar hasta morir
Absorber le esencia humana
La
Comadre levanta polvo por las esquinas, aúlla embravecido,
Zacarías reza una oración.
A millones de kilómetros el astro fantasma termina
su giro de mil años, se despega paulatinamente del planeta madre, durante una
mañana de noviembre fueron uno.
Pero ahora es verano en Diablo y el Juan
espectro no termina nunca de apretar el seco cuello de Jhon. Se le escapa la
vida por los labios , el resuello se torna ronquido; el espíritu de vida se la
marcha por la boca en forma de nube negra que se transmite a su asesino.
El Judas suele ser útil en estos casos pero
apenas tiene fuerzas para sacarlo de su alojamiento en la espalda, el diablo
Jhon le quita la vida por segundos.
De pronto las manos dejan de apretar, los
ojos del demonio son blancos como la leche , y Carmen sonríe con el cuchillo en
la mano. La punta asoma por entre las costillas de Juan Diablo.
-Márchate Jhon – se pronuncia Carmen lacónica- no
pases más por Redvillage, es tu pasado, algo que dejaste atrás hace tanto que
ya no forma parte de ti. Vete Juan.
El demonio Jhon no está muerto, tan solo
aturdido, se agarra el cuchillo con ambas manos.
-Si, desaparece Jhon, acaba en tu otro mundo lo
que no fuiste capaz de terminar en este- a Juan Diablo le cae sangre por los
labios.
Al galope Thorpe desanda el camino hasta el
desierto. Redvillage se esfuma parsimoniosamente en la madrugada.