13 jul 2011

El tren II Parte / La leyenda de Bala Plateada Jhon


El vuelo del cuervo





Planeaba libre, siempre que se levita se hace de esta forma, como una nube de niebla etérea mecida por los vientos. De vez en cuando ráfagas azules le rebasaban, otros brujos como él vagando en el espacio tiempo de Sonora que le hacían temblar las alas, energías más poderosas cargadas de estática, sargazos eléctricos con rumbos  indefinidos y extraños.

En las alas del cuervo negro lo hacia , surcando las montañas tornasoladas del desierto que la realidad no ordinaria le ofrecía al ritmo de música  muerta y en el cruce de las cortados picos las almas perdidas se le cruzaban. Acaso el espíritu disipado de su hijo , devorado por los lobos antaño, o el  futuro por venir en el rojo de las arenas de Marte a más de dos siglos de distancia .

Los ramales del destino se extendían por el cielo, lazos multicolor , algunos pardos otros ocres como la hiel. No era este momento de decidir.

Volaba el Plata por el orbe onírico de la otra realidad cuando de bruces cayó en el temblequearte suelo del vagón numero nueve con destino a ningún sitio. Despertar de este maravilloso mundo al que solo unos pocos acceden, sin permiso, acarrea funestas consecuencias.
Alguien tomó su cuerpo mortal mientras se vivía  un éxtasis paralelo.

Engrilletado  por la muñeca izquierda Jhon no tuvo problemas para desenlazarse, buscó la ganzúa en el pliegue de la levita, se incorporó y tocó su espalda donde el Barrabas dormía esperando su ración de sangre.

-El  imbecil del Marmota, no se pude confiar en un borracho- se pronunció el guardián ante el espectro de negro con sonrisa de lado a lado en una cara de muñeco sardónico, antiguo  y sediento de bilis.
-Tom escoria Reagan – un placer saludarte de nuevo tarado.

Tom Reagan

Buscado en los estados del sur para él la guerra no fue otra cosa que un recreo, una excusa para despellejar al igual que hizo con toda su familia, para deglutirla mas adelante; el gordo es un caníbal.
 Experto en armas blancas su corpulencia no es problema en el momento de empuñar el revolver. Sin duda el Gordo Reagan en un enfermo, un carnicero, su antiguo oficio, un psico maldito.

El Plata le mutiló un ojo, no usa parche, gusta de enseñar el hueco vació y seco de su cuenca.








-No se puede confiar en tipos así Jhon y tu lo sabes, el viejo Marmota debería haberte enlazado ambas manos, bueno de todas formas…

El violín de más allá de la realidad sonó de nuevo en su cabeza y montado en las alas negras del cuervo se le metió dentro al Plata, sin perder la sonrisa hizo que el Gordo Tom levitara sobre una pierna pues en la otra tan solo aire quedaba desde la rodilla al piso.

Antes de caer, Tom tuvo tiempo de lanzar un par de dagas que el Plata evito como el que escupe tornando la cabeza.

La sangre se esparció manchándolo todo y un trozo de carne, aun viva, la pierna derecha de Tom, fue apartado por la bota del pistolero.

-¿Quién me tiene preso gordo?
-No...No lo sé, es un trabajo solo un trabajo Jhon, no me mates Jhon.
-Deja que apunte al Barrabas a tu ojo, el que te queda y ahora dime ¿Quién me tiene preso Tom?- sonríe el Plata, no deja de sonreír, sonríe hasta la carcajada y pincha el blanco que cede.
- ¡Hijo de mil pares de zorras Plata!¡ Te lo hubiera dicho Jhon te lo hubiera dicho!
-Ya no me interesa gordo , la verdad es que me gustas más ciego.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, se ha hecho esperar pero la historia parece que no va a defraudar (como hasta ahora no lo a hecho ninguna). En la primera parte se sentaron las bases de lo que se cocía y este parece el inicio de la acción. Empieza bién por que se espera que vaya a más. Ojalá que no hagan falta otras dos semanas para disfrutar de la continuación. Que la inspiración te llegue y los problemas técnicos te la respeten amigo Carontex. Un saludo y felicidades por haber "parido" este personaje. Un saludo.
Tiroloko69

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