Bala plateada descansa en el Saloon Kitty. Nueva Orleáns es un tumulto de caras embozadas, criollos borrachos y sonidos de acordeón, un batí burrillo de acentos hispanos, franceses y anglos por cualquier lugar. Jhon mordisquea el habano con placer mientras la hermosa mujer le enjabona la espalda.
- Ni se te ocurra tocar el collar – ordena Jhon a la joven.
Se despeja el pistolero el Sttenson de la frente y echa mano de la nota en la mesita auxiliar cercana a la bañera.
Un nuevo encargo, las acaudaladas familias de la ciudad incluido el alcalde que figura con nombre falso, le reclaman sobre el asunto de las niñas desaparecidas que lleva a la policía de cabeza, no piden rescate. Solo desaparecen.
Está valorando la situación cuando un tremendo estruendo se escucha escaleras abajo, la prostituta deja su tarea y curiosa se asoma al quicio de la puerta.
Las botellas vuelan por el aire, las mesas caídas, una gran bronca se cuece entre los parroquianos del Saloon. En una esquina, sin inmutarse, una figura esbelta, pálida y ojerosa mira desde la oscuridad a Bala.
El hombre viste al estilo francés de manera lustrosa e impecable, bebe absenta que se derrama por la comisura de los labios como la baba de un insecto que estuviera royendo, sentada en sus rodillas una hermosa niña de apenas diez años, su cara enmarcada en rubios tirabuzones es maléfica y angelical al mismo tiempo las negras pupilas ocupan todo el blanco de los ojos, con sus manitas juega candorosamente con las chorreras de la camisa de su señor.
No ha tenido que buscar demasiado es el secuestrador, no es casualidad, ha sido el mismo quien encontró al pistolero. El gabacho besa la muñeca izquierda de la niña, aparta la boca llena de sangre que se mezcla con la absenta.
- ¡Ven a buscarme!- le grita en español con acento francés – palurdo mestizo.
Jhon baja por las escaleras totalmente desnudo salvo el Sttenson y un revolver en cada mano, nadie le presta atención, como en una danza hipnótica orquestada sin duda por el francés los parroquianos continúan partiéndose las caras.
- Il a attendu le Jhon, ne laissera pas à vous de vous excepté un cadavre vivan– la voz del francés es hipnótica, oscura como debe ser su alma si es que aún le pertenece.
La joven quieta hasta ese momento se abalanza como un tejón rabioso, dispuesta a clavar los pequeños colmillos que asoman por su boquita en el brazo de Jhon.
Todo el primer tambor es descargado sobre el pequeño cuerpo, al que deja cual colador maltrecho y esto no hace más que enfurecer a la pequeña que con más ímpetu si cabe continúa su marcha antropófaga hacia el pistolero. Vacía el segundo revolver directo a la cabeza que se desparrama en trozos salpicando la cara del francés que se relame de gusto.
Una vez en pie el extraño sube varias cuartas la cabeza de Jhon, le agarra de las axilas y lo levanta en volandas, acerca la boca al cuello de Bala plateada dispuesto a “hincarle el diente”, el asesino a sueldo no tiene munición se encuentra desnudo e indefenso pero aun asi...
- Ni se te ocurra tocar el collar – ordena Jhon a la joven.
Se despeja el pistolero el Sttenson de la frente y echa mano de la nota en la mesita auxiliar cercana a la bañera.
Un nuevo encargo, las acaudaladas familias de la ciudad incluido el alcalde que figura con nombre falso, le reclaman sobre el asunto de las niñas desaparecidas que lleva a la policía de cabeza, no piden rescate. Solo desaparecen.
Está valorando la situación cuando un tremendo estruendo se escucha escaleras abajo, la prostituta deja su tarea y curiosa se asoma al quicio de la puerta.
Las botellas vuelan por el aire, las mesas caídas, una gran bronca se cuece entre los parroquianos del Saloon. En una esquina, sin inmutarse, una figura esbelta, pálida y ojerosa mira desde la oscuridad a Bala.
El hombre viste al estilo francés de manera lustrosa e impecable, bebe absenta que se derrama por la comisura de los labios como la baba de un insecto que estuviera royendo, sentada en sus rodillas una hermosa niña de apenas diez años, su cara enmarcada en rubios tirabuzones es maléfica y angelical al mismo tiempo las negras pupilas ocupan todo el blanco de los ojos, con sus manitas juega candorosamente con las chorreras de la camisa de su señor.
No ha tenido que buscar demasiado es el secuestrador, no es casualidad, ha sido el mismo quien encontró al pistolero. El gabacho besa la muñeca izquierda de la niña, aparta la boca llena de sangre que se mezcla con la absenta.
- ¡Ven a buscarme!- le grita en español con acento francés – palurdo mestizo.
Jhon baja por las escaleras totalmente desnudo salvo el Sttenson y un revolver en cada mano, nadie le presta atención, como en una danza hipnótica orquestada sin duda por el francés los parroquianos continúan partiéndose las caras.
- Il a attendu le Jhon, ne laissera pas à vous de vous excepté un cadavre vivan– la voz del francés es hipnótica, oscura como debe ser su alma si es que aún le pertenece.
La joven quieta hasta ese momento se abalanza como un tejón rabioso, dispuesta a clavar los pequeños colmillos que asoman por su boquita en el brazo de Jhon.
Todo el primer tambor es descargado sobre el pequeño cuerpo, al que deja cual colador maltrecho y esto no hace más que enfurecer a la pequeña que con más ímpetu si cabe continúa su marcha antropófaga hacia el pistolero. Vacía el segundo revolver directo a la cabeza que se desparrama en trozos salpicando la cara del francés que se relame de gusto.
Una vez en pie el extraño sube varias cuartas la cabeza de Jhon, le agarra de las axilas y lo levanta en volandas, acerca la boca al cuello de Bala plateada dispuesto a “hincarle el diente”, el asesino a sueldo no tiene munición se encuentra desnudo e indefenso pero aun asi...
- Eres un muerto, estás muerto, cadáver andante eres – le susurra Jack al oído.
-Tu no sabes nada de mi mequetrefe mortal - de nuevo la voz que paraliza todo el ser de Jhon, lagrimas resbalan por sus mejillas, es su madre quien le habla es su hijo devorado por los lobos en aquel desfiladero, es su conciencia maldita ante el juicio del Creador, está perdiendo el norte, la nostalgia de lo que pudo ser y no es, un llanto por la amada que le abandonó, podría morir de tristeza allí mismo colgado de los brazos de aquel muerto.
- ¿Lo sientes?, siéntelo infraser…siente el poder, ¿tu eres quien me decían que me iba a retirar? se equivocaron, eres cobarde Bala y débil también pero no te apures pronto serás inmortal, yo te daré… te daré la vida eterna y cuando supliques por tu muerte, estaré allí, riéndome como ahora por que…
El gabacho no llegó a terminar la frase, es difícil continuar hablando, por muy muerto que estés desde hace siglos, cuando tu oponente porta tus ojos en ambas manos.
De rodillas, taponando las cuencas oculares vacías con el brazo el francés grita, el pistolero de un tirón arranca el collar de la Santa Señora de su cuello, la Calavera Coronada, que posa sobre la cabeza del ciego.
“Yo te invoco, llévate aquel que osó desafiarte, aquél que engañó tu presencia, aquél que se burló de ti ¡LLÉVATELO AL INFIERNO!"-grita el pistolero presionando contra el pecho del vampiro el medallón.
Después de la salmodia se eleva una nube de azufre y del mostruo solo quedan cenizas.
El alcalde lloró desconsoladamente la muerte de la niña Mary, a cambio una hermosa dentadura acolmillada adorna el porche de la gran mansión de estilo colonial.
- Siento lo de su hija alcalde – las disculpas en Jhon suenan a sentencia a veces.
- Mi hija está bien como está brujo, mejor muerta que transfigurada en un demonio.
Por un momento los dos hombres permanecieron en silencio. El ruido de la muchedumbre en carnaval se escuchaba como el rumor del mar ; a oleadas . La gente no entiende de penas.
Alguien te busca Jack – el alcalde cambió de tono - no se mucho de el, dicen que es del otro lado del Charco, un alemán.
-Quien me busca me encuentra alcalde – se pronuncia el Plata acariciando al “Judas”, el arcabuz español alojado en las alforjas de Thorpe.
-Cuídate brujo – se despide el alcalde lleno luto por dentro y por fuera.
Thorpe, el caballo, avanza lentamente por entre la multitud.
-Tu no sabes nada de mi mequetrefe mortal - de nuevo la voz que paraliza todo el ser de Jhon, lagrimas resbalan por sus mejillas, es su madre quien le habla es su hijo devorado por los lobos en aquel desfiladero, es su conciencia maldita ante el juicio del Creador, está perdiendo el norte, la nostalgia de lo que pudo ser y no es, un llanto por la amada que le abandonó, podría morir de tristeza allí mismo colgado de los brazos de aquel muerto.
- ¿Lo sientes?, siéntelo infraser…siente el poder, ¿tu eres quien me decían que me iba a retirar? se equivocaron, eres cobarde Bala y débil también pero no te apures pronto serás inmortal, yo te daré… te daré la vida eterna y cuando supliques por tu muerte, estaré allí, riéndome como ahora por que…
El gabacho no llegó a terminar la frase, es difícil continuar hablando, por muy muerto que estés desde hace siglos, cuando tu oponente porta tus ojos en ambas manos.
De rodillas, taponando las cuencas oculares vacías con el brazo el francés grita, el pistolero de un tirón arranca el collar de la Santa Señora de su cuello, la Calavera Coronada, que posa sobre la cabeza del ciego.
“Yo te invoco, llévate aquel que osó desafiarte, aquél que engañó tu presencia, aquél que se burló de ti ¡LLÉVATELO AL INFIERNO!"-grita el pistolero presionando contra el pecho del vampiro el medallón.
Después de la salmodia se eleva una nube de azufre y del mostruo solo quedan cenizas.
El alcalde lloró desconsoladamente la muerte de la niña Mary, a cambio una hermosa dentadura acolmillada adorna el porche de la gran mansión de estilo colonial.
- Siento lo de su hija alcalde – las disculpas en Jhon suenan a sentencia a veces.
- Mi hija está bien como está brujo, mejor muerta que transfigurada en un demonio.
Por un momento los dos hombres permanecieron en silencio. El ruido de la muchedumbre en carnaval se escuchaba como el rumor del mar ; a oleadas . La gente no entiende de penas.
Alguien te busca Jack – el alcalde cambió de tono - no se mucho de el, dicen que es del otro lado del Charco, un alemán.
-Quien me busca me encuentra alcalde – se pronuncia el Plata acariciando al “Judas”, el arcabuz español alojado en las alforjas de Thorpe.
-Cuídate brujo – se despide el alcalde lleno luto por dentro y por fuera.
Thorpe, el caballo, avanza lentamente por entre la multitud.
5 comentarios:
¿SALON KITTY?
NO ES UN NOMBRE ADECUADO PARA ESTA HISTORIA.
Un pequeño homenaje , pero para gustos...saludos y gracias por leer.
Conforme avanzan las aventuras de este Bala, más interesante se pone la cosa. Me ha gustado esta historia de vampiros con Van Helsing.Espero con mucho interés al Charro de acero. Saludos.
Tiroloko69
Tiroloko en cuanto Carontex termine de juntar a estos dos , el Charro de acero espera .
Un saludo y gracias por leer.
ESPERO QUE EL FINAL DE ESTE BALA SEA DIGNO DE UN GUION DE PELICULA DE SERIE B.
ESPERO QUE NO NOS DEFRAUDES.
UN SALUDO.
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