12 dic 2010

Bajo presión

Hace tiempo que trabajo en esto amigo y créame sé de lo que hablo – me dijo el hombre gordo en susurros – desde muy joven mi padre se encargó de curtirme como piel de carnero expuesta al calor del desierto, donde me crié, conozco a cada individuo que se mueve en este gremio con tan solo observarle un par de minutos.

Una penumbra mortecina llena la cabina del avión, las cortinas de plástico color hueso cierran a medias algunas ventanillas; brazos anaranjados del sol en su cenit impactan en las caras de los pasajeros.
Estamos en ese momento brujo, cuando ni es de noche ni de día, un limbo islandés, donde se confunde el tiempo y el espacio: sin duda acabamos de cruzar el meridiano.
El hombre gordo apura el bourbon seco, en la mano izquierda sujeta una estilográfica como si fuera un habano, se percata de mi observación y ambos sonreímos; que bien nos sentaría un cigarrillo en este instante.
Inicio un movimiento con mi brazo para que continué, no hizo falta, mi orondo compañero de asiento prosigue su disertación adelantándose un par de microsegundos a mi orden cerebral.

 -El retrasado es si duda el peor de todos. Un individuo asocial incapaz de trabajar en otro sector, pues debe de saber señor que mi trabajo es un sumidero, como lo oye, un agujero donde van a parar todo aquel que no tiene cabida en el mundo laboral,...digamos “normal”. Desechos, escoria, donde el tuerto no es precisamente el Rey en el país de los ciegos, los incapaces los inútiles, tienen su puesto reservado aquí.

-Odia su trabajo...o por lo menos eso parece- le recriminé .
-OH...ni mucho menos, solo le hago un a descripción realista del mismo.

El retrasado según el gordo, es un ser que habita en los escalafones altos, en la cúspide de la pirámide, memoriza los apellidos de los jefes aunque gusta llamarlos por su nombre antecedido del consabido Don. El gordo disecciona a estos individuos, los desolla con escalpelo para mostrármelos en canal, una autopsia en cruz solo para mi.

 -Los retrasados ascienden rápido- continuó el Gordo , las nubes pasaban a nuestro lado raudas - pero es raro verlos de jefes supremos se conforman con sentarse en el asiento del copiloto, contemplan el paisaje mientras su amo conduce.
Estos asóciales no tienen familia por lo general, algún gato si acaso ¿sabe? odian los perros, les producen urticaria, les recuerda a esa misma humanidad que los aborrece, les asoma a la ventana de sus victimas; allí, en los ojos de los perros ¿sabe señor? ....contemplan a la madre que cocina esperando a sus hijos , el padre que trabaja en el taller , la pareja de jóvenes trabajadores en su apartamento en las afueras ...y comprende , señor , sabe en ese momento , que en  el reflejo amarillento de esos sucios bichos, verá las almas , las animas benditas de  los ajusticiados por una cuchilla que rebanará sus yugulares  , las gargantas  turgentes y tiernas de los imbeciles que se dejan matar ..

Soltada esta parrafada el gordo se bebe de un trago la bebida y con la estilográfica hace el gesto de fumar, de hecho expulsa el humo ficticio desde una sonrisa de queso en su rostro.

Giró la cabeza hacia la ventanilla , si tuviera un par de ojos extras en el cogote podría observar como el gordo sigue con la misma expresión, sonriente, congelada en su faz de fumador “mimo”, el corte de la sonrisa en la cara, sin parpadear, sin prisa, con todo el tiempo del mundo congelado en este espacio presurizado, esperando por mi parte un comentario a su análisis sobre los “retrasados”.

Quizás en aquel desierto donde vivió el gordo de niño fue sodomizado tras una duna por su progenitor, puede que una banda de motoristas salvajes violaran en masa a su madre alcohólica, o simplemente el gordo es así por naturaleza. Los que nos dedicamos a esto somos interrogantes, incluso para nosotros mismos y a mi si me gustan los perros.

Las azafata rubia con aspecto nórdico rellena los vasos de plástico  , nos quedamos admirando su trasero teutón mientras se aleja por el pasillo, los  pasajeros despiertan de la noche inducida en el microcosmos del avión , en tres horas divisaremos la costa de Portugal , la nariz aguileña de una Europa tan vieja como el pensamiento , tan antigua como las putas .

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