29 dic 2010

Las crónicas adultas III/ Cenicienta



Europa ya no es lo que era, las republicas hacen muy difícil soportar la corona, el pequeño Reino sobrevive como paraíso fiscal, refugio de mafiosos rusos, ricos acomodados y viejas glorias de Hollywood, algún que otro festival de cine y más casinos por metro cuadrado que viviendas habitadas.

Los basureros visten de blanco, el hilo musical de los centros comerciales suena a Mozart y los nacimientos son mínimos, es país de cuarentones y sesentones ociosos, yo , como Rey, me aburro hasta lo mas cansino, alguna vez, como en los antiguos cuentos árabes, me visto de ciudadano de clase media y viajo de incógnito a otros países para saber como sería mi vida siendo un mileurista.

En una de mis salidas la ví,  ella es tan hermosa, su cabello sedoso se dejaba acariciar por la brisa que en aquel momento llegaba del norte, su falda no bajaría mas de dos palmos de su ingle, largas piernas enfundadas en redes negras como sus ojos, cintura de avispa ceñida con cuerdas de terciopelo en aquel inusitado corsé , tan Vintage como mis pensamientos mas obscenos.

La habitación acolchada fue nuestro refugio , ella nada sabía de mi condición , ni tan siquiera llegamos a cruzar mas palabras que el importe de su tarifa , tan solo murmullos de placer escaparon de su labios de fresa cuando la polea empezó a subir , elevándola hasta media altura , las manos atadas y los pechos en mi boca ansiosa , mordí aquellos pezones en la presión justa y necesaria , la suficiente para dejar escapar una lagrima , una sola , que correteo jugosa por el aquel canal hasta perderse en el desierto valle de mas abajo , perdido en otra dimensión , postre secreto de una cena interminable y opípara que me cuide de retrasar en el tiempo hasta un par de eternidades .

Ya nunca más hablamos de precios y fue mía.

Un día le confesé mi condición y lo tomó como el agua que fluye, sin darle importancia si quiera, me gustó su desinterés pues solo la fusta marcaba en su piel algún signo de alborozo, el témpano de su persona era un aliciente mas para sentirme gratamente enamorado y la llevé a mi Reino.

Cometí un error inconmensurable , del cual aún me arrepiento , el esplendor , mas de la fama que del oro convirtió a mi adorada en una muñeca frívola , portada de revistas y nuestras experiencias se reducían a tomar el desayuno desnudos .

Desapareció, se fue, y desconsolado lloraba en la recamara que para nosotros hice construir .Se pasea por Paris con un tipo que anuncia cafés por la televisión, perdió su frialdad y ahora rie vulgarmente mientras apura un martíni en una serie barata.

Solo conservo parte de su ajuar, los maravillosos instrumentos que hacen de una mujer una hembra pecaminosa.

Busco incansable una cintura imposible que se deje atorar por las cintas de oscuro terciopelo de aquel corsé, un collar que apriete sin ahogar el fino cuello de dama mientras tiro suave y ella como una perra, me siga.

Son muchas las candidatas pero ninguna cintura es lo suficientemente ceñida , ningún cuello es tan amoldable y dócil como el de mi antigua esclava.

He organizado un baile , de la Rosa , le llaman , iremos todos de rojo como en la “Maldición de la muerte escarlata” solo que esta vez no amenaza la peste , es una epidemia aun mayor llamada aburrimiento , recaudaremos fondos para causas perdidas , el motivo oficial , buscar sustituta el que todos los cortesanos saben , el oficioso , no faltaron padres que ofrecieron a sus propias hijas , pero todo requiere tiempo.

Las gemelas me daban un poco de reparo hasta esta noche. Escondidos en una dependencia para tal fin, pensando en lo que ocurriría, voltee aquellas faldas vaporosas tan rojas como la luna bruja, aquella que sale cuando los asesinatos tiñen las calles y esperando incestuosamente su turno, sumidas en calientes besos de hermanas, las tomé en el sentido mas animal y peyorativo en que un hombre puede mancillar el honor de una dama.

Abiertas en canal en aquella mesa cuyo diseño cáustico ganó un premio, no me pregunten por que, valorados en cientos de miles de Euros, escancie polvo para un ejército y aún con la nariz manchada de talco una de ellas se pronunció:

-Tenemos una hermanastra, una insulsa hermanastra tan pusilánime y pacata como esta mesa, me recuerda a la mesa...si – y esnifó vigorosamente una línea interminable.
-La muy tonta se lo está perdiendo, no quiso venir al baile, menos mal que mamá sabe como tratarla.

Automáticamente sentí una erección tan grande como el ego de un Rey, de un rey como yo, claro está.
- ¿Que le hace vuestra mamá hijas? ¿La trata mal o lo peor?- pregunté tan curioso como excitado mientras miraba de reojo  , muy a lo lejos en la otra parte del cosmos , el estiletto de tacón cristlino de alguien que ya no recuerdo.


1 comentarios:

Anónimo dijo...

EN LA HISTORIA EMPLEAS VARIAS FUENTES PARA DESARROLLAR UN DESEO CARNAL EN UNA SOCIEDAD PECAMINOSA. TIENE UN AIRE A REVISTA ROSA, CUENTO INFANTIL Y SUEÑOS DE UNA ERECCION MATINAL.CREAS UN NUDO DE OCHOS PARA FORNICAR LA HISTORIA. INTERESANTE Y HABIL. ME GUSTO.

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