17 dic 2010

LA BASE


Cerca a mi casa de juventud se extiende un campo de eucaliptos, (extraño árbol parasito australiano que en tierras del sur de Andalucía hace su agosto, reproduciéndose sin control parasitando todo floresta hasta su fagocitación), como todo el surrealismo que impera en mi vida, este campo de juegos para mis amigos y yo mismo, no sería menos de lo mismo.

El béisbol en España es un extraño deporte, nadie juega al béisbol aquí, junto al bosque de árboles vampiros teníamos un terreno apropiado para esta práctica; inútil y seco, un páramo triangular. Limitando esta paradoja forastera otra mas singular; un fuerte yanqui en miniatura con sus torres de vigía en los cuatro lados construidas de madera, tiendas indias, de los indios norteamericanos y para completar la escena unas vías en circulo adelantadas a su tiempo, tan inverosímiles como caducas antes de su estreno para pruebas de un monorraíl que años después recorrería la Exposición Universal del 92, para aquello faltaba muchísimo , aunque las vías estaban allí, años antes...¿?

Cercano a este paraíso infantil una base militar acotada someramente , antes yanqui ahora española. El juego consistía en colarse en la base sin que los soldados se percataran , si te pillaban  te escoltaban hasta el cuerpo de guardia , luego una llamada a los padres para que te recogieran.Por supuesto los soldados estaban armados.
El echo en si de ser atrapados era una medalla en nuestro expediente juvenil de la que presumíamos , fueron pocos lo que se atrevían a entrar , el miedo nos hacia temblar , la adrenalina nos subía de los pies a la cabeza dejándonos exhaustos en aquellos calurosos veranos de vacaciones. Las bicis se quedaban amontonadas formando un amasijo de hierros retorcidos mientras nos adentrábamos en la espesura de matorrales , como exploradores algunos llevaban prismáticos lo que acrecentaba la sensación de espionaje .

A varios metros de la verja : grandes hangares , como de reparación de aviones , aunque no se veía pista de aterrizaje por ninguna parte, los soldados evolucionaban de un sitio a otro pero no acarreaban nada , a veces nos parecía ver al mismo soldado entrar en un hangar y salir por otro a varios metros de distancia  ¿ imaginación ? o estos se comunicaban por subterráneos , no era difícil elucubrar en pasillos plateados y vehículos eléctricos con pequeños remolques , transportando no se sabe qué de un hangar a otro.

Una sensación de inquietud inducida por nosotros mismos nos invadía en estos días , el sol se alzaba con toda su fuerza en los mas alto del cielo , la bruma de la mañana escapaba evaporada por entre los árboles del bosque formando volutas que subían hasta las copas de los árboles para convertirse en hexágonos de luz de múltiples colores …todo muy onírico...pavoroso y aterrador o por lo menos con el paso del tiempo esa es la sensación que guardo.

Una mañana Fernando entro en la base y apunto estuvo de pisar el suelo del Hangar ; lo atraparon. Por turnos nos pasábamos los prismáticos hasta que los soldados se volvieron en nuestra dirección , juraría que nos olieron como animales salvajes , pues no parecían humanos en aquel momento , mas tarde comentaríamos el fulgor de los ojos bajo las gorras de campaña , se formaron maquinalmente y salieron en estampida en nuestra busca …el surco de las ruedas de las bicis aun debe de estar marcado en el suelo , tal fue nuestro ímpetu en escapar.
En aquel tiempo la CI/FI ya hizo mella en mí ser , los comics las películas…los primeros libros de Dick almacenados en mi cabeza para momentos como este acrecentaban mas si cabe la aventura domestica en la que estábamos envueltos.

Fernando permaneció muy serio durante un par de días por la reprimenda paterna, en el colegio nos abalanzamos hacia el , ansiosos de saber que le había pasado en la base antes de llegar su padre a recogerlo en el viejo Seat 124 color verde botella.

Fernando no soltó prenda, nos dijo muy preocupado que nunca lo diría ...creo que mi amigo no recordaba nada.

Pasó mucho tiempo de aquello y el destino quiso que me embarcara en un viaje a los Estados Unidos , amor de juventud y locuras que hace uno . Boston dista de New York unas seis horas disponíamos de un viejo Buick de los años 60´s bicolor , mas viejo que el seat 124 del padre de Fernando que dormiría el sueño de los justos en la chatarrería , imposible llegar al  JFK con esa tartana , herencia “Kennedyana” de por aquel entonces , mi chica. Yo estaba de vacaciones, eso quiere decir que el trabajo me esperaba y mi vuelo estaba cerrado, además no me quedaba dinero.


La chica en cuestión ayudaba a un alumno universitario , antiguo militar ya viejo, que en la madurez quiso terminar estudios atrasados , le ordenaba el apartamento tareas de limpieza y cosas así a cambio de un pequeño sueldo. El militar se enteró de nuestro problema y nos propuso llevarnos al aeropuerto de NY en su todo terreno , pagaría parte del combustible , solo quería fumar en el coche y que le invitáramos a comer.

Parada Tarantiniana en restaurante de carretera , sillones de cuero rojo, camarera con letrerito con su nombre en el pecho y jarra del aguachirle que los yanquis llaman café y aquí se lo damos a los niños cuando se acaba el ColaCao , Carontex con conocimientos de ingles adquiridos en el instituto de formación profesional de mi barrio …la cosa esta muy mala , no me entero de nada y los dos , mi chica y el viejuno dale que te pego al palique.

Hasta el momento el señor mayor de español “mudito”, hasta que a mi se me ocurre decir de donde soy en inglés esperpéntico.

-Yo estuve allí destinado – me dice en un español correctísimo- en la antigua base cerca de tu casa – cara de palo se me quedó.


El recuerdo de los Hangares  , el 124 alejándose por aquel camino de alvero amarillo , el amasijo de bicis , la huida, el sol en lo alto , gorras de campaña , ojos que refulgen ,el olor de los eucaliptos…mierda ¿como se llamaba aquel chaval que desapareció ? el nombre se me escapaba , incluso la aventura en sí se me fue de la memoria hasta ese preciso instante. Durante tanto tiempo hibernado como si alguien o algo quisieran que fuera eliminada de mi cerebro, ese pedazo de historia propia desaparecía para ser recuperado en este instante por un influjo externo. Fernando nunca fue amigo mió el bosque de ecucaliptus no existió hasta ahora ; golpeándome el recuerdo en las sienes. Me agarro al sillón rojo cafetería y temo seguir preguntando.

- ¿Que sabe usted de los hangares ?- mi voz en español se dejo oír en el restaurante .

- No puedo hablar de eso.

- Si puede, si o no hubiera sacado el tema , quiere hablar de “eso” ,no puede tenerlo callado mas tiempo y quiere contármelo ¿ no es cierto? – me aventuré con esta pregunta ensayada mil veces después de tragarme cantidades ingentes de cine “Z” , sabía que tarde o temprano la usaría alguna vez  y este era el momento


Mi chica miraba alucinada como se estaban desarrollando los acontecimientos .El rostro del militar jubilado estaba desencajado , las arrugas no cuadraban unas con tras , perecía tener una cara prestada. pasados unos inacabables minutos relajo de nuevo la expresión  y el estruendo de un camión de dieciséis ruedas al aparcar rompió el momento que de tenso se tornaba insoportable ; sacó un cigarrillo que no encendió , en aquella época se podía fumar en muchos lugares.

- Mira chaval , no busques donde no hay – encendió el cigarro y exhaló el humo que quedó flotando entre los dos. Como hace veinte años los hexágonos de luz juguetearon con la neblina y un brilló escapó de los ojos del anciano- tan solo retirábamos material esa base ya no nos pertenecía .


- ¡Y una mierda! -  Pensé , solo pensé...no lo pronuncié , no me apetecía recorrer lo que quedaba de viaje a andando .

2 comentarios:

Antonio Cruz dijo...

la base embrión de expedientes "X", para unos mocosos que eramos, jejejeje

Luis Antonio Santana dijo...

La base da mucho juego Cruz, algo más tengo guardado de aquellos tiempos .

Saludos y gracias por comentar.

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